martes, 30 de julio de 2013

Mejorar la motivación del profesorado

La motivación del profesorado no es motivo de preocupación, sin embargo se trata de un tema importante, en una actividad signada por el estrés, con baja consideración social ¿Qué se puede hacer al respecto? ¿Cuál es el aporte desde las políticas de Estado? ¿Y desde los centros escolares? ¿Y los propios docentes?


El objetivo principal de este trabajo es delimitar los principales factores que pueden contribuir a mejorar la motivación del profesorado, analizando las variables personales, sociales, profesionales y políticas más relevantes respecto al grado de motivación de este colectivo. Los resultados obtenidos muestran que se trata de un hecho complejo donde el papel del auto-concepto y las variables sociales influyen más que las políticas y de centro. Aún así, se considera importante realizar una propuesta de mejora que considere el papel de la administración, del centro y el de los propios profesionales docentes en su conjunto.

En relación con la administración
En los últimos años, se ha hecho evidente la necesidad de un acuerdo político global que genere la estabilidad educativa necesaria en el país y que proporcione un estatus de respeto y reconocimiento a la labor educativa del conjunto de profesores.

En este sentido, con la única intención de propiciar estos aspectos tan ampliamente reclamados por los docentes se plantean las siguientes propuestas:

Acordar entre todas las diversas fuerzas políticas del estado, los colectivos de docentes en ejercicio y el resto de agentes educativos (asociaciones de padres y madres, psicólogos y pedagogos, etc.) un Sistema Educativo estable.

Formar pedagógica y psicológicamente a los futuros profesionales docentes desde el primer curso del Grado de Magisterio de Primaria, con la intención de hacer frente a las necesidades y exigencias sociales actuales. Ello se debe a la necesidad de que las Universidades desarrollen una formación de base más completa y exigente, de forma que vinculen la formación ofrecida con las necesidades derivadas de dicha profesión. En este sentido, los contenidos científicos deberían compaginarse con la formación en capacidades y actitudes para la comunicación, la orientación, la empatía, así como la búsqueda de la innovación en actividades, técnicas, recursos y evaluación.

Impulsar el periodo de Practicum como el eje fundamental del conjunto de aprendizajes impulsados desde las universidades.

Planificar, desarrollar y, posteriormente, implementar, de forma conjunta con los centros escolares, cursos y seminarios enfocados a reforzar los conceptos adquiridos previamente, así como a cubrir y superar las nuevas exigencias y necesidades formativas identificadas desde el propio ejercicio de la profesión docente. Éstos deben perseguir la máxima conexión entre los aspectos teóricos y los aspectos prácticos, de tal modo que estén vinculados a la práctica y tengan una aplicación inmediata en la propia tarea docente para garantizar su eficacia. Y, además, deben fomentar el compartir experiencias novedosas y el contacto directo entre compañeros de profesión, así como contemplar la diversidad de necesidades e intereses, ser flexibles, adaptarse a los constantes cambios, y, finalmente, ofrecer una variada oferta formativa.

Desarrollar un plan económico exigente que garantice los recursos necesarios a las escuelas con alumnos con necesidades educativas especiales.

Finalmente, potenciar la red de bibliotecas públicas y las bibliotecas escolares (públicas y concertadas).

En relación con los centros escolares
Los retos educativos actuales precisan una estructura escolar adecuada. En este sentido, a pesar de que el profesor puede realizar esfuerzos importantes para mantener altos sus niveles de motivación y de moral, resulta necesario que su contexto no merme sus energías, sino que le permita potenciar y desarrollar todas sus capacidades en un ambiente laboral positivo y estimulante.

En primer lugar, es necesario asegurar que la incorporación de nuevos docentes a cualquier centro educativo se realice con la máxima coherencia respecto el proyecto educativo de centro y la afinidad con el resto del equipo y del entorno. Algo que podría parecer tan obvio en cualquier proceso de selección de una empresa privada, no lo es tanto en el ámbito de la enseñanza pública, donde las asignaciones no toman en cuenta la personalidad o adaptación del docente sino las necesidades del centro en cuestión. En este caso, resulta evidente que una elección errónea puede mermar la cohesión y la cooperación del grupo de trabajo, perjudicando la motivación e implicación de sus miembros.

En segundo lugar, resulta imprescindible que la dirección escolar comunique, de forma clara, a los profesores lo que se espera de ellos en relación con la filosofía y las metas de la organización, así como informe de las consecuencias que se derivarán de sus actuaciones.

En tercer lugar, debe ofrecerse de forma regular el feedback necesario sobre lo que ocurre en la escuela y sobre la actividad y eficacia de cada profesor. Sin duda, esto permite al profesor conocer la repercusión y el significado de su actividad. Cabe señalar, en este aspecto, la importancia de un buen sistema de evaluación que proporcione a los docentes la información necesaria para valorar correctamente su evolución profesional y personal. No obstante, un sistema de evaluación que no cumpla con este objetivo puede tensionar, generar ansiedad, desconfianza e incluso resentimiento contra la dirección del centro escolar.

El cuarto aspecto se centra en proporcionar retos óptimos y adecuar a cada persona con las tareas que más encajen con su perfil, conocimientos y actitudes personales como factores determinantes para mantener alta la motivación y la creatividad entre los docentes. También se puede proponer que sean los propios profesores quienes escojan ellos mismos los retos establecidos por la dirección escolar. No hay que olvidar que los logros profesionales de los profesores dependen, en gran medida, de la confianza que tengan en sí mismos, así como la creencia de auto-eficacia es determinante en su motivación y en el mantenimiento de un compromiso profundo con la enseñanza.

En quinto lugar, debe favorecerse la formación y el desarrollo profesional de los profesores. En este punto, la escuela debe fomentar y apoyar entre sus profesionales el aprendizaje de nuevos conocimientos y destrezas de forma continua y permanente en el tiempo. Una sociedad en continua evolución requiere unos profesionales perfectamente actualizados.

Como conclusión, puede establecerse la implicación con el centro como el aspecto esencial de todas estas recomendaciones. Así pues, la organización de las instituciones escolares debe favorecer las situaciones, las emociones, el reconocimiento y el apoyo profesional y personal óptimos con el objetivo principal de que los profesores se identifiquen con el centro escolar en el que trabajan y lo sientan como suyo.

En relación con los profesores
La calidad educativa está estrechamente vinculada con la calidad profesional del docente. Un profesor o profesora que tenga un mensaje a ofrecer, que ame la cultura y muestre inquietud por ella, que tenga y practique unos valores y que quiera transmitirlos, que posea el poder de motivar y un alto deseo de servir a la comunidad en la que ejerce, que sea capaz de lograr que los alumnos entiendan mejor el mundo que les rodea y que se plantee su propia evolución personal, sin duda, hará una educación de calidad.

De hecho, el docente pasa muchas horas dedicadas a su trabajo, por lo que resulta imprescindible que enfoque su conciencia y su atención, no en preocupaciones ni pensamientos negativos, sino en la búsqueda y descubrimiento de soluciones, en la manera de salir de los problemas y dificultades que se le planteen en el ejercicio de su profesión y no en los obstáculos. En este sentido, debe vivir planteándose desafíos, buscando la maestría en todo aquello que realiza, focalizándose en el progreso continuo, en la perfección de sus habilidades y centrándose en la actividad docente.

La conciencia es un aspecto fundamental para cambiar aquello que no funciona, para obtener el ímpetu necesario que le lleve a reconocer su falta de motivación y, posteriormente, a superar esta crisis y retomarla, si cabe aún, con más fuerza. Del mismo modo, los profesores deberían analizar su trabajo y reflexionar sobre su vocación inicial para romper con la rutina y recuperar la chispa característica de los inicios, de los profesores noveles.

Además, los nuevos tiempos demandan nuevas formas de entender la profesión. Una nueva coyuntura que debe ser entendida como una oportunidad de renovación de la enseñanza y del propio profesional docente. Se ha evolucionado del individualismo a la comunidad profesional, del trabajo técnico a un trabajo más intelectual y reflexivo, de un profesor como mero conductor de la clase a un profesor líder desde la mediación, la pedagogía y la psicología con los alumnos y, por último, de una visión centrada en su aula, en sus alumnos a una visión más global centrada en la escuela como un todo.



Extraído de:
Universidad Internacional de La Rioja
Facultad de Educación
Claves en la motivación actual del profesorado de Primaria
Autor: Robert Pujol Martínez

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