viernes, 31 de diciembre de 2010

El país de los maestros

En Finlandia, que encabeza las clasificaciones educativas de la OCDE, los docentes gozan de gran prestigio social y autonomía

Deciden qué enseñan, cómo lo enseñan, a quién y a qué ritmo. Tienen tanta libertad como preparación. Son los maestros de Finlandia, venerados por el resto de la sociedad y una de las claves de que su país lidere desde finales de los noventa la lista educativa de la OCDE, más conocida como Informe Pisa. "Hacemos la escuela que queremos. Dependemos de nosotros mismos. Es maravilloso". Lo cuenta Eine Liinanki, profesora de primaria en el Arabia, una de las 200 escuelas de Helsinki.


Los profesores de primaria cobran en torno a un 25% menos que en España


Los representantes de los alumnos se reúnen periódicamente con los padres



Son las nueve de la mañana y Liinanki y el resto del claustro del Arabia toma café, lee la prensa y charla sobre los planes de la jornada. Los compañeros de Liinanki no se quedan atrás en elogios a un sistema educativo dominado por las escuelas públicas -más del 90% de las del país- y que no se caracteriza por tener muchos alumnos brillantes, sino por cosechar un número muy bajo de fracasos escolares. Según datos de 2001, Finlandia dedicó a la educación el 6,25% del PIB mientras España invirtió el 4,42% del PIB.


El Consejo Nacional de Educación de Finlandia, un organismo dependiente del ministerio, es el encargado de elaborar los contenidos mínimos que luego los profesores, todos con formación universitaria y la mayoría con un master en su haber, desarrollarán según sus criterios. "Les damos mucha libertad y eso es fundamental para la motivación del profesorado. Es verdad que los maestros no están muy bien pagados, pero gozan de un gran reconocimiento social", explica Reijo Laukkanen, del Consejo Nacional. Un maestro de primaria en Finlandia cobra en torno a un 25% menos que un colega suyo español, según datos de la OCDE. Pero los profesores son conscientes de su papel como motor fundamental en la sociedad finlandesa. Por eso, hay tortas para entrar a la escuela de Pedagogía y por obtener una plaza como profesor.


Pero, ¿qué hace que en un país la educación se convierta en el eje sobre el que gira la sociedad? ¿Qué conduce a un país a venerar a sus maestros? "Es una cuestión de cultura, de reconocimiento histórico", indica Jari Jokinen, que representa a su país ante la UE. "Finlandia fue el segundo país del mundo, y el primero de Europa en permitir el voto de las mujeres. Las mujeres siempre han tenido muy claro que a sus hijos les iría mejor en la vida si estudiaban, y ellas han empujado y participado en la vida pública para que el nivel educativo sea alto en Finlandia". Otro de los argumentos que se manejan en los círculos educativos apunta al nacionalismo del siglo XX. Helsinki, deseoso de deshacerse del dominio sueco y ruso, apostó por la educación y el aprendizaje del finés como herramienta para la emancipación cultural. Fue entonces cuando se crearon las escuelas públicas.


Suena el timbre en el Arabia y los profesores marchan hacia sus clases. Los alumnos -todos descalzos- preguntan sin complejos por la identidad de la visitante. La relación con los mayores es muy fluida y los alumnos hacen gala de una saludable seguridad en sí mismos. A un grupo de alumnos de 15 y 16 les toca a primera hora de la mañana clase de sueco, idioma oficial que habla el 6% de la población. En clase, Justus Mollberg, vestido al más puro estilo mod londinense, se aburre. Se levanta en medio de la lección y habla en inglés fluido. "A mí esto del sueco no me gusta, porque es obligatorio". "Eso está muy bien, que seas sincero", le responde la profesora. La clase de Mollberg tiene 16 alumnos, el número máximo permitido.


Cuando termine el año, Mollberg y sus compañeros se sentarán con sus padres y sus maestros, evaluarán los objetivos que los propios alumnos se fijaron al comenzar el curso y se pondrán nota. Poco importa, porque en realidad lo que cuenta es la evaluación continua, es decir, el aprendizaje y la actitud del joven durante todos los días del año. Para Matti Meri, uno de los profesores de la Facultad de Pedagogía de Helsinki, es la única manera sensata de funcionar. "El ser humano tiene que ser capaz de fijarse sus propios objetivos, y después, ser capaz de evaluarse. Hay que hacerles responsables de su propia vida desde el principio, que aprendan a no delegar en la sociedad la responsabilidad de sus actos". Meri cree además que es fundamental establecer una relación de iguales entre profesores y alumnos. "El maestro no tiene que saber mucho. Tiene que saber escuchar. A veces, es más importante escuchar al alumno y compartir sus conocimientos. En Finlandia, los profesores y los alumnos se respetan mucho, pero no desde la jerarquía, sino desde la igualdad". Y esa palabra, igualdad, aparece una y otra vez en los folletos del Ministerio de Educación finlandés. Enseñanza pública para todos, comida gratis en la escuela, libros de texto que proporciona el Estado...


Hoy, todos los profesores del Arabia, que toma el nombre del barrio de clase media de las afueras de Helsinki en el que está ubicado, llevan puesta alguna prenda de ropa roja. Los alumnos han decidido que esta será la semana de los colores y los profesores acatan la voluntad de los más pequeños. Hoy toca el rojo. El recreo también está teñido de rojizo: collares, bufandas y faldas se mezclan con las cabezas rubias de los alumnos. La clase que más prendas rojas reúna ganará el concurso, una iniciativa que también ha partido de los alumnos.


A principios de año, cada clase elige a dos representantes entre los alumnos, que se reúnen periódicamente con los padres y profesores para exponerles sus problemas y proyectos. Una vez al año, los delegados de todos los colegios de Helsinki se reúnen con el alcalde y le presentan una petición, consensuada entre todas las clases. Los flamantes sofás de uno de los corredores del Arabia, en los que se desparraman los alumnos entre horas fueron la petición del año pasado.


Son las 10.45, la hora de comer. Kaisu Kärkäinen, la directora del Arabia almuerza en el comedor junto con el resto de profesores y los alumnos. "En esta escuela los maestros mandan. Deciden en qué debemos gastar el dinero, elaboran su propio programa, salen de excursión cuando quieren y eligen algunos de los libros de texto", explica. Unos pescan en el hielo durante la clase de Naturales, otros van al museo para la de Historia o hacen uso de Internet en Geografía. La falta de directrices procedentes del ministerio o de la escuela les obliga a ser creativos.


Ninguno se queda atrás


En Finlandia, los alumnos con dificultades de aprendizaje -los llaman multiespeciales- y los que necesitan subir nota, estudian un programa a medida. El objetivo es que ninguno de ellos se quede atrás. El profesor Jorma Kuittinen explica el método: "Estudian las mismas materias, pero con un programa individualizado". Como el resto de los alumnos, prueban las mieles del mercado laboral durante dos semanas al año, en las que trabajan como tenderos, mecánicos, panaderos. Kuittinen apunta que los chicos de multiespecial son muy buenos en trabajos manuales, y que normalmente optan por prolongar el tiempo de trabajo en el mundo exterior. Sólo un 10% de los alumnos abandona la escuela tras terminar la educación primaria, frente a la media europea que ronda el 18%.


Cómo integrar a los alumnos procedentes de otras culturas es, sin embargo, algo que los maestros finlandeses tienen poco trabajado.


En las escuelas hay muy pocos niños hijos de inmigrantes, alguno somalíes, iraquíes... Pero cada vez son más lo que llegan para quedarse a este país de cinco millones de habitantes. "Saber integrar a estos nuevos alumnos será el siguiente reto", estiman desde la embajada de Finlandia en Bruselas.


 


 


Autora


ANA CARBAJOSA


Fuente


http://www.elpais.com

jueves, 30 de diciembre de 2010

Cuatro de cada diez adolescentes

Entre la euforia de los medios de comunicación cercanos a la Casa Rosada y el pesimismo de aquellos decididamente opositores, circularon la semana pasada los resultados del informe PISA 2009, sobre el aprendizaje de los alumnos argentinos. Más allá de los números fríos, hubo información importante que quedó relegada y vale la pena subrayar. Tiene que ver con un concepto gastado por estos días: la desigualdad.

El Ministerio de Educación de la Nación difundió los valores del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) el martes 7 de diciembre, con la pretensión de que fuera valorada la mejora de los alumnos argentinos comparando los últimos valores con los de 2006 (la prueba se realiza cada tres años).

PISA evalúa Lengua (comprensión lectora, particularmente), Matemática y Ciencias. En los tres ítems, los alumnos del país pudieron mejorar. No obstante, Chile fue el líder de las estadísticas en la región. "Argentina quedó detrás de la mayoría de los países latinoamericanos", tituló la prensa más crítica.

PISA evaluó el año pasado a 65 países, con pruebas dirigidas a chicos de 15 años de escuelas rurales y urbanas, de gestión pública y privada. En Argentina el operativo abarcó 4.774 alumnos: 190 de séptimo año, 554 de octavo, 943 de noveno, 2.819 de décimo, 214 de undécimo y 54 de la educación para adultos y no formal. Vale reiterar que el único factor común a estos chicos, en tremenda disparidad de niveles, es que todos tienen 15 años de edad.

Claramente no se puede reducir una problemática tan compleja como la educativa a una serie de números. Pero las reglas parejas ponen a las 65 naciones en igualdad de condiciones y permiten hacer lecturas comparativas. Quedará la tarea para los pedagogos y responsables de las áreas involucradas.

El dato contextual que merece análisis es el fiel reflejo de la desigualdad que soporta el país: hay adolescentes de 15 años en nivel primario, en el primario para adultos y en el secundario. Lo reconoció el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni: "El 36% de los chicos de 15 años no están en la secundaria tradicional, sino que están dispersados en áreas de educación no formal, para adultos o en otros grados al ser repitentes". No fue título en ninguna parte.

Casi cuatro de cada diez adolescentes, que debieran estar a dos años de finalizar la educación secundaria y, tal vez, elegir una carrera universitaria, se encuentran relegados y en desventaja comparativa con los otros seis que sí pudieron pasar de año con regularidad.

Autor


Daniel Tejada - Radio Colón


http://www.diariodecuyo.com.ar/

jueves, 16 de diciembre de 2010

¿Qué educación se necesita en la segunda década del SXXI?

Una vez localizada la Educación en el centro del campo de batalla, y no en un idílico lugar donde "triunfan los mejores, los que más se esfuerzan", con un sistema de muy baja calidad y equidad, reproduciendo y legitimando diferencias sociales surge una pregunta ¿Cómo mejorarla?

No es esta la única pregunta que aparece ¿De qué equidad hablamos? Significa que todos tenemos derecho a acceder a los mismos servicios educativos ¡En la misma cantidad de tiempo! ¿Realmente interesa eso? ¿Importa el rendimiento escolar? ¿Es considerada la cantidad de días de clase que anualmente se imparten?


La realidad es compleja, y las respuestas a la preguntas también. Este incendio debe ser apagado desde varios frentes. Tal vez el que surge en primera instancia es el relacionado con las Políticas Educativas ¿Cómo debe actuar el nivel central de conducción ante esta situación?


En las Cumbres Iberoamericanas de Ministros de Educación, y en una vasta bibliografía, se coloca en primer término a la necesidad de aplicar políticas que tiendan a "Involucrar a la sociedad toda en la problemática educativa", eso queda claro, pero ¿Cómo efectivizar esas intenciones?


Para lograr una mayor ingerencia social hay diversos caminos, y se necesita un claro liderazgo en Educación, para modificar la realidad en que vivimos. Hay que firmar acuerdos con todos los sectores de la comunidad, en el sector oficial, todos los ministerios deben ser de Educación. Debemos ayudar a convertir a las escuelas en factores que ayuden a mejorar nuestro sistema democrático y lograr formas de convivencia social más justas.


Se deben firmar convenios con los diversos nucleamientos religiosos, para estimular cambios sobre el involucramiento familiar en las escuelas, con los medios de comunicación, para que prioricen la educación en sus agendas, con las diversas asociaciones profesionales, civiles, empresariales y de comercio, para que se sumen a esta cruzada, revalorizando el rol social que cumplen las escuelas. Dentro de esta serie de convenios de cooperación, se debe dar especial importancia a aquellos a realizar con las Universidades, por sus recursos humanos y conocimientos técnicos que estas disponen. La Educación de todos debe desplazar de la agenda social, a los introducidos por los medios de comunicación, en especial la televisión.


Si bien, no es el fin de este artículo describir las características de la escuela que necesitamos hoy, resaltaré que se trata de revalorizar las instituciones escolares como agente de todas las alfabetizaciones que son imprescindibles para la segunda década del S XXI. Por otra parte, cada escuela está inserta en una realidad distinta, por lo que se debe dotar a cada una de ellas de lo necesario para que puedan cumplir con las metas de equidad y calidad.


Siempre con la finalidad de mejorar, es vital recrear una nueva "cultura de la evaluación" que instale la transparencia y el hábito de la rendición de cuentas.


La educación y la evolución hacia formas de convivencia social más humanas, tiene enemigos visibles, por ello es necesario oponerse en todos los estamentos del sistema educativo a los valores que representa la televisión, fomentando a la vez los hábitos de lectura.


Con una rápida mirada a las escuelas, apreciamos el clima que impera, es urgente tomar medidas activas para neutralizar el "malestar docente", actuando de diversas maneras, desde la prevención, el reconocimiento del mal, la información como terapia, hasta la adopción de medidas sobre las causas que lo originan.


Este "malestar docente", tiene diversos orígenes, uno de ellos vinculado con el desprestigio social de la tarea. La experiencia internacional muestra que en las sociedades con los mejores sistemas educativos, las nuevas generaciones tienen más interés por acceder a las carreras docentes. No se deben ahorrar recursos para dignificar la docencia, y que no sea solo parte de una retórica.


También se puede apreciar allí un "huevo de serpiente", la sociedad engendra un fenómeno, una sobreadaptación, que puede traer graves consecuencias: la violencia. Para prevenirla se necesita mucha reflexión y cambios en los sistemas y códigos de convivencia, en una renovada alianza entre la escuela y la sociedad.


Por otra parte ¿Por qué las escuelas deben ser únicamente para los menores? Los nuevos paradigmas de la educación permanente nos indican que se debería dar oportunidades a todos los sectores.


Todas estas reformas no tendrían sentido, si no somos capaces de actuar y estimular la creación de una escuela crítica, que acompañe la necesaria transformación social hacia una convivencia más justa por un mundo mejor.

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