Entre otras, en este decálogo verás las 10 características
principales de los buenos profesores y las buenas profesoras según Justin
Tarte, en su blog (en inglés) Life on a Educator. Seguro que se os ocurren más
formas de ser buen/a docente...
Los/as grandes docentes...
10 - Escogen y eligen sus batallas: lo que es realmente
importante y una prioridad, o lo que no lo es
9 - Rara vez se quedan detrás de su mesa, y rara vez se
sientan. Saben que el verdadero trabajo se hace "en las trincheras",
y por eso recorre el aula
8 - No tienen miedo de pedir disculpas y admitir sus
errores: saben lo importante que es correr riesgos en el aula y que la toma de
decisiones sobre las cosas nuevas, las innovaciones, que aporten al aula es una
gran responsabilidad
7 - Son reflexivos/as y se toman su trabajo como algo
personal: cuando las cosas no salen según sus previsiones, se toman su tiempo
para reflexionar y considerar formas alternativas... para la próxima.
6- Son excelentes conversadores/as. Pueden conseguir un aula
llena de estudiantes debatiendo, con facilidad: son maestros y maestras de las
preguntas y planteamientos que llevan al alumnado a un nivel superior de
reflexión
5 - Pueden justificar y explicar sus decisiones a sus
colegas, a las familias y a los alumnos y alumnas. Nunca hacen las cosas
solamente porque "siempre se han hecho así"
4 - No se preocupan por lo "bien" que hacen las
cosas, por lo "duro que trabajan"... sino por la calidad del
aprendizaje de sus estudiantes y por cómo les han ayudado a crecer. Son capaces
de cambiar el enfoque y mantener la atención de sus alumnos y alumnas,
mostrando empatía
3 - Esperan y exigen mucho a sus colegas: quieren ser parte
de algo más grande que ellas y ellos mismos. Creen, firmemente, que a través de
la colaboración podemos lograr algo más.
2 - Siempre están buscando maneras de mejorar su práctica
docente y perfeccionar las competencias profesionales; no están
impresionados/as la nueva y resplandeciente herramienta, sino en la herramienta
que realmente mejora el aprendizaje del alumno o la alumna y su éxito personal,
académico y/o profesional
1 - Valoran, sobre todo lo demás, las relaciones con su
alumnado: cuando los y las estudiantes lo necesiten, estará allí para
aconsejarles y ayudarles hasta que no quede ningún otro recurso
Fuente: Escuela 2.0
2 comentarios:
¿Aproximación a un decálogo universal? Tal vez no puse suficiente atención, pero nunca ví que aplicaran el punto #8 en mis primeros 10 años de alumno, posteriormente lo llegaron a hacer pero como tomando impulso para alguna ironía o tarea dura. Pero admiré y agradezco a todos mis preceptores, mi respeto a todos ellos.
PTB
Interesante post y decálogo.
Cómo estudiante que he sido y desde el prisma de la edad adulta, y mirando hacia atrás si me lo permites, me gustaría dejarte un par de reflexiones, que me han venido a la ,ente mientras lo leía :
1) En primer lugar qué puedo distinguir dos etapas claramente diferenciadas sobre la percepción de un buen o un mal docente con las quw me encontré yo, que ahora tengo 40 años. Una, sería la de la infancia, en la qué supongo que la mayoría de niñ@s de mi generación, que nos encontramos entre dos tipos de docentes : los de la vieja escuela y los de la nueva escuela. En mi caso particular, entré a estudiar en un colegio que había sido de curas, aunque quedaban ya pocos; y desde su inicio había sido colegio masculino. Ya se sabe en esa época era más lçogico que las niñas fuesen a colegio de monjas y los niños de curas. Más por elección familiar y qué justamente cuando a mi me tocaba entrar en el colegio aceptaron la primera promoción de niñas ( éramos 27 sólo, en un colegio de casi 900 alumnos), viví esa combinación. Dónde los maestros de la vieja escuela eran de mano dura y en ocasiones larga, sino era un tirón de orejas, te podías llevar un buen reglazo en la punta de los dedos. Con profesores mucho más jóvenes y otra percepción de la educación y el trato con los alumnos. Sin ser blandos si eran más dialogantes y tolerantes.
Luego ya se sabe, llega la etapa adolescente, y por defecto nos volvemos rebeldes con todo lo que sea autoridad, y te atreves más a mostrar tus antipatías hacia ciertos profesores/as. A pesar de ello, recuerdo con mucha ternura a dos profesores que tuve magníficos por su manera de enseñar, disfrutaban haciéndolo y eso llega al alumno. Y luego ya pasamos a la etapa universitaria. Qué nada tiene que ver con las anteriores; pues sabemos apreciar mucho más cuando un profesor es bueno, le gusta lo que enseña, se implica, cree en lo que te está enseñando, cuestiona, pregunta...eso es l oque me lleva la 2a reflexión que quería plasmar
2) Y es que es tan cierto que el profesor que está sentado, cómo colocando una barrera entre él y sus alumnos, consigue que perdamos interés o que la asignatura en cuestión por mucho que nos gustase, acabara haciéndose tediosa. Al contrario qué el que aquell@s que empatizaban contigo, que hasta le ponían un toque de humor. Seguían el temario pero añadían cosas fuera de él. Eso era un lujo e hizo que vivese grandes momentos y asignturas en la carrera de Derecho.
Un cordial saludo, Alberto!
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