«Todas las personas tienen que ser formadas para poder ingresar al
mundo de la universidad y del trabajo. Hoy la que mejor cumple esa función es
la escuela técnica.
Una buena escuela te debe formar para comprender procesos complejos,
trabajar en equipo, categorizar información, tener conciencia de la totalidad
de un proceso. Y esas mismas competencias hacen falta para votar y para tomar
decisiones. El trabajador y el ciudadano comienzan a tener competencias muy
similares. Todos necesitamos seguir estudiando, trabajar, ser formados como
ciudadanos para la participación política y para comprender la realidad. Estas
cosas deberían estar en todos los circuitos del sistema educativo.» (Daniel
Filmus)
«Hay quienes consideran que la secundaria prepara para que un grupo de
alumnos acceda a la educación superior y otro a la posibilidad de obtener un
trabajo. Hoy eso ha cambiado, porque las exigencias son homólogas. ¿Qué es
entonces lo esencial en la escuela secundaria? Para mí el objetivo central es
formar un buen ciudadano. En el secundario, el chico debe desarrollar un
pensamiento lógico, conocer el mundo en que vive, potenciar capacidades para
comunicarse. La capacidad de adquirir una técnica, de seguir trabajando o de
obtener un empleo, las va a obtener fácilmente si desarrolló aquellas
condiciones.» (Abraham Gak).
«No es cierto que se forma para el trabajo o para la universidad. Si
los instrumentos que proporciona la escuela media son los adecuados para
dialogar con la cultura, con la tecnología, eso ayuda en ambos mundos. Pero hay
un tema muy específico, que es el entrenamiento para el trabajo. En ese
sentido, son importantes las pasantías de las escuelas técnicas, que se
convierten en un medio de inclusión, no tanto por su valor educativo sino
porque genera un vínculo con el mundo formal. El secundario no debe encerrar al
chico entre sus paredes.» (Guillermina Tiramonti)
«Uno rápidamente diría que la escuela debe formar para todo. Lo que
hay que tratar de evitar es algo que nuestro secundario ha venido transitando
en las últimas décadas: la consolidación de circuitos. Deberíamos tender hacia
una escuela que forme hacia lo común, que no se piense como algo terminal, que
tienda puentes tanto con la formación superior como en el mundo laboral. Lo
peligroso es que con esta cuestión de incluir en el mundo del trabajo ha
aparecido una costumbre de aliarse con empresas, con fábricas, y muchas veces
eso significa que los objetivos educativos terminan imponiéndose en el mercado.
La formación no debe ser para el empleo, sino para el trabajo, que es un
término mucho más amplio, de habilidades generales y no de destrezas
específicas.» (Myriam Southwell)
«En la escuela técnica está clara la necesidad de educar para el mundo
del trabajo. Pero este mandato no debería obviarlo el secundario común, porque
es altísimo el porcentaje de chicos que estudian y ya trabajan –donde la
sobreedad está muy presente–. La pregunta es qué se entiende por formar para el
mundo del trabajo. Hay componentes técnicos específicos (la nueva ley incluye
también orientaciones en servicios, como hacia la comunicación o los idiomas)
pero no debe ser sólo eso; los chicos también necesitan saber qué es una
organización laboral, qué derechos y obligaciones tienen los trabajadores, qué
son las convenciones colectivas. Hay que preparar a los alumnos para un mundo
muy complejo que tiene que ver con la sociología, con la economía, con la
historia.» (María Rosa Almandoz)
Extraído de
Investigar el secundarioCuaderno de discusión Nro 1
El Dilema del Secundario
UNIPE
Editorial Universitaria
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