El problema de la filosofía de la educación que aborda los valores
e ideales humanos hace referencia al componente axiológico, por tal razón,
cuestiona acerca del para qué se educa al ser humano y los criterios éticos y
morales que deben orientar el proceso de formación humana en la escuela. De esta
manera, para Carr, es indispensable en la formación del estudiante estimular su
curiosidad natural y facilitar sus propias indagaciones. Bachelard plantea la
necesidad del concepto de formación asociado en términos de una auténtica
actitud científica. Al respecto, Maturana propone la aceptación de la
diversidad de ideas respetando las ideas de los otros; es decir, un vivir y un
convivir humanos comprendidos y explicados desde una objetividad entre
paréntesis permite vivir y convivir sabiamente, sin la pretensión que tensiona
de querer dominar a otros a partir de su negación como legítimo otro.
Así mismo, Castoriadis afirma que el ser humano sólo existe
como el producto de una institución imaginaria de la sociedad. Dicha
institución requiere producir individuos a su medida y, estarán siempre regidos
por un sistema particular de significancias imaginarias. Dichas significancias aportan
un sentido organizador, el cual hace que los miembros de una sociedad se
uniformen, asuman posiciones idénticas y sobre todo hace que el deseo sea
conforme a unas relaciones de poder. Por lo tanto se requiere que cada individuo
pueda producir nuevas significaciones (imaginario instituyente) que pongan en
cuestión las significancias instituidas, tal como se propone desde el problema teleológico
de la educación. El
ser humano sabio desde esta reflexión comprende que la negación del otro es su
propia negación, por eso prefiere vivir y convivir en comunidades sociales que
prefieren la cooperación antes que las relaciones de poder.
De acuerdo con lo anterior, se puede inferir un complemento
entre los planteamientos descritos, todo ello en términos de peldaños en la
formación del sujeto, donde se establece como primera medida la formación para
despertar curiosidad natural y facilitar sus propias indagaciones, un segundo
momento relacionado con la formación en términos de una actitud científica, la
cual es posible mediante la imaginación y la capacidad de poner en cuestión a
la escuela como el lugar de una sociedad instituida, pero todo articulado desde
la aceptación y reconocimiento de la diversidad de ideas. En este sentido, el
proyecto de investigación asume el componente axiológico de la filosofía de la
educación en el desarrollo del pensamiento matemático como eje fundamental en
la formación de los educandos, específicamente desde el pensamiento espacial
considerado esencial para el pensamiento científico, ya que es usado para
representar y manipular información en el aprendizaje y en la resolución de
problemas.
Al introducir el concepto de pensamiento matemático, se
trata de mostrar la importancia del desarrollo centrado en los procesos de
conceptualización de los estudiantes que los lleven a la construcción de un
pensamiento ágil, flexible, con sentido y significado para su vida cotidiana,
integrado en unidades complejas que le brinden autonomía intelectual, y sobre
todo, que se logre la formación de un ciudadano con una cultura matemática que
le permita mejorar su calidad de vida; es por ello, que la disciplina debe ser
entendida como un medio para formar de manera integral al estudiante y no el
fin último de la educación, entonces, es importante consolidar el proyecto de
escuela como un epicentro cultural, científico, laico y humanista, que da
sentido a la formación humana.
Extraído de:
Ramón Majé Floriano Universidad de la Amazonia
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