martes, 27 de agosto de 2013

Violencia en las escuelas, algunas consideraciones prácticas

La violencia siempre estuvo presente en las escuelas, pero ahora se hace más explícita y se la reconoce como un problema ¿Qué podemos hacer? En San Luis no somos ajenos al tema. Las siguientes son las conclusiones de un trabajo publicado en una revista especializada.



1. Es importante reaccionar “positivamente” y con autentica actitud intercultural frente al cambio social, el conflicto y la violencia. Es necesario, por lo tanto, adoptar una visión sistémica, compleja y global de la violencia como fenómeno presente en la enseñanza secundaria. Conocer sus causas, tener una información global del problema y evitar las informaciones filtradas respecto a ella, es tan importante como la posterior intervención. Si “un problema conocido es un problema en vías de solución”, se hace necesario tener una minima información científica acerca de la violencia.


2. Ante las situaciones de conflicto y de violencia que se puedan dar en la enseñanza secundaria es aconsejable la intervención del profesional mejor situado frente al problema suscitado. Sugerir cambios en la organización del centro, modificar los patrones organizativos y aplicar nuevas estrategias conjuntas, crear nuevos rituales escolares y desterrar los que no sirven, es una eficaz manera de actuar preventivamente y de evitar el creciente fenómeno de los objetores escolares. En muchas ocasiones se trata de revisar la filosofía del centro respecto a la violencia y evitar los estereotipos y las generalizaciones insubstanciadas.


3. Formalizar, de manera “moderna”, sugestiva y consensuada los códigos de reglas escolares escritas es siempre positivo. Las normas deben tener un racional y vigente sentido, estar adaptadas a la cultura actual y no ser más rígidas de lo que sea preciso. En pocos casos el conflicto y la violencia se solucionan con la rigidez o con un a disciplina excesivamente severa.


4. “Aceptar” las características personales conflictivas de los alumnos, respetar las diferencias y la diversidad, potenciar si es preciso las subculturas escolares existentes, formar al profesorado respecto al comportamiento auténticamente intercultural, reflexionar acerca del conflicto y de los problemas del aula a través de los contenidos transversales, huir de imágenes “ideales”, etc., es siempre mas preventivo y pedagógicamente mas eficaz que hacer uso del sarcasmo, la humillación, la amenaza, la agresión, la intimidación, I a manipulación, el alarmismo o el dramatismo.


5. En muchas ocasiones se hace imprescindible jerarquizar los contenidos escolares, aceptar los límites no sólo intelectuales de los escolares y evitar las imágenes negativas que acerca de ellos se crean. Mejorar la autoestima del alumnado conflictivo estableciendo proyectos comunes de trabajo, así como fomentar las actividades en equipos «inteligentemente» organizados que conduzcan a crear imágenes escolares positivas de los alumnos más conf1ictivos, es asimismo un eficaz recurso preventivo. Aplicar la teoría psicológica de las expectativa y del espejo, recurrir al efecto halo («es lo que te decía», «puedes hacerlo mejor»...), a la predisposición y al afecto del profesorado, son también recursos eficaces para afrontar los problemas derivados de la violencia.


6. Es preciso generar programas de formación del profesorado acerca de los problemas relacionados con la violencia. Al crear Unidades de Adecuación Curricular (UAC) o programar actividades que los alumnos con problemas de conflictividad puedan asumir y realizar de manera satisfactoria, es importante tener presente la realidad del «analfabetismo social» y el «analfabetismo emotivo». No podemos olvidar que la conflictividad es casi siempre un estado pasajero. No se es
«Conflictivo o violento».


7. Dado que el aula es también de los alumnos, estos han de participar en la elaboración de las normas de convivencia y en su desafío organizativo. Si las normas de actuación y convivencia en el aula han de tener presente las situaciones reales de violencia, es necesario recoger, de forma exhaustiva, la información real del conflicto existente en el aula y fuera de ella. Nunca debemos permitir esconderla o ignorarla. La escuela no puede ser una institución autista.


8. Es conveniente explicar a los alumnos, con claridad y detalle, la metodología de aula, los criterios de evaluación, los canales de comunicación, las fórmu1as de negociación, las posibilidades de protesta, etc. Es importante que, desde el primer día de clase, los escolares puedan conocer, discutir y compartir las normativas del centro a fin de que las conozcan y las puedan asumir. Es importante también comprometer al alumnado con las normas y las actividades escolares a realizar.


9. Otros principios a tener en cuenta son: establecer objetivos concretos y que puedan asumirse, huir de la rutina y evitar hacer cosas «Sin sentido», así como la dependencia respecto al profesor para trabajar. Evitar asimismo actividades de resultados a largo plazo, ya que el perfil de las personas con comportamientos conflictivos responde a una psicología inmediata y son personas propensas al rendimiento a corto plazo. Por lo tanto debemos tratar y hablar de cosas y problemas inmediatos y cercanos a los alumnos. Pensar y diseñar actividades y un material didáctico atractivo y manipulativo es un recurso más para que este alumnado se identifique con el centro, que también es su centro educativo, posiblemente el único que esta a su alcance.


l0. Formarse en técnicas de mediación se convertirá, en un futuro inmediato, en una necesidad, ya que la negociación ante los problemas derivados de los conflictos y la violencia siempre es positiva. Crear un «Cuerpo» de mediadores, formar al profesorado en temas relacionados con el conflicto, tutorizar al docente novel y no responsabilizarle de los grupos con mayor dificultad, son siempre positivas estrategias pedagógicas. No desesperar... y no hablar de problemas de disciplina sino de problemas de convivencia.


11. Estrategias como la mediación, los círculos de calidad, los compañeros tutores, la cooperación entre compañeros. la dramatización, el role-playing, la resolución de problemas, las técnicas de asertividad, la escritura creativa, la discusión e inversión de papeles, el counseling. los métodos más radicales de slwre concern de P. Pikas, etc., son algunas de las metodologías mas utilizadas para que los escolares con mas propensión a adoptar comportamientos violentos se inicien en la adquisición de competencias socioemocionales.


12. Es conveniente establecer acuerdos y compromisos de trabajo, es decir, pactar actividades y responsabilidades, así como crear canales de participación entre alumnos-profesores-familia. Unos y otros deben ser «cómplices» del centro escolar, se han de buscar, además, espacios para que el alumnado se explique, y escuchar con atención y actitud positiva lo que dice y lo que no expresa o no sabe expresar. Es oportuno, por otro lado, intervenir frente a la violencia en el momento oportuno y no individualizar el problema en un profesor, buscar la colaboración para solucionar el conflicto y conceder siempre un «plus» de atención a los alumnos violentos, pero sin convertirlos en alumnos líderes.


13. La expulsión de un alumno del centro debe ser siempre un recurso educativo extremo, y debe ir acompañado de su correspondiente reflexión educativa. De la misma manera que, por ejemplo, el eterno conflictivo tiene derecho a la intervención hospitalaria, no parece clara la equidad de la expulsión escolar. Crear una comisión de convivencia real, no como subterfugio, y disponer de espacios donde poder atender a los alumnos y alumnas que tengan que ser desplazados momentáneamente del aula, implica mejorar las relaciones del centro escolar con el exterior, con los centros de ocio, deportivos, asociaciones, etc. Al integrar a los alumnos y alumnas con dificultades sociales en estos centros, es recomendable hacerlo en colaboración con los responsables de los mismos.


14. No olvidar que el día mas importante del periodo escolar es el primer día de clase. Debe organizarse una correcta recepción del alumnado, así como una adecuada presentación de profesores y compañeros. Dada la importancia, para estos chicos y chicas, de las primeras impresiones, debe asegurarse un positive inicio de curso. Ahora bien, para asegurar un buen inicio de curso es vital conocer los factores y condiciones de cada alumno y alumna, su expediente escolar, edad y correlación de conocimientos, circunstancias sociales, lengua, expectativas, etc.

«El problema del inicio es el inicio del problema».


15. Es una ingenuidad pensar que la solución de un problema que es social, tiene una solución exclusivamente educativa. Pero también es ingenuo pensar que la función de la institución escolar es exclusivamente la instrucción. No olvidemos que la autentica pedagogía de la violencia se inicia con una correcta prevención de las causas del conflicto.




Extraído de
CULTURA DE LA VIOLENCIA Y EDUCACION SECUNDARIA
Antonio Petrus Rotger*
Universidad de Barcelona
En Revista Española de Educación Comparada, 7 (2001), 23-49

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