En la evaluación del programa “Maleta pedagógica de
competencias ciudadanas”, desarrollado en el Departamento del Caquetá en
Colombia, se incluyeron mediciones acerca de cuántos de 218 niños y niñas,
entre los 8 y los 11 años de edad, consideraban verdaderas algunas creencias
que culturalmente han estado arraigadas y que legitiman la agresión. Antes de
la implementación del programa, en promedio entre el 50% y el 60% de
participantes reconocían las siguientes creencias como ciertas:
1) “Está bien pelear para defender a un amigo”;
2) “Ver peleas entre compañeros es divertido”;
3) “La gente que es golpeada, muchas veces se lo merece”;
4) “Si a uno lo agreden, uno tiene que responder de la misma
manera”;
5) “La agresión no es buena, pero sirve para conseguir lo
que uno quiere”;
6) “La gente lo admira a uno, si uno pelea mucho”;
7) “Está bien herir a otro, si esa persona lo hirió a uno
primero”.
Al final de los seis meses del programa, se encontró que se
lograron cambios por lo menos estadísticamente significativos en las tres
primeras creencias: se pasó a considerarlas como falsas.
El cuestionamiento de creencias es una estrategia que ha
mostrado ser eficaz para lograr cambios. Enrique Chaux y su grupo de
investigación han probado de varias maneras esta estrategia en ambientes
educativos. En una de estas, los niños y niñas tenían que identificar razones
por las cuales una creencia podría ser falsa y presentarlas al resto de la clase. Otra actividad
consistía en convencer a un personaje ficticio, “Tivo, el perro impulsivo”, que
las creencias que tenía eran erradas. En estas actividades se les indicaba a
los niños qué creencias eran correctas y qué creencias no lo eran. Otra manera
que este grupo ha ensayado para cuestionar creencias, es a través del análisis
de opciones y consecuencias frente a diversas situaciones. La tercera actividad
que han usado son los debates en los que se defienden posiciones a favor y en
contra de cierta creencia. En estos debates, es posible asignarles a los
participantes las posiciones. Un punto de partida es poder contar con espacios
para conocer las creencias de niños y adolescentes, y conversar sobre ellas,
para así poder identificar si esas creencias nos llevan a propiciar el
bienestar propio y de otros, o no.
Extraído de
Sentimientos y actitudes en la escuelaGloria I. Rodríguez
En
EDUCACIÓN, VALORES Y CIUDADANÍA
Bernardo Toro y Alicia Tallone
Coordinadores
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