¿Qué sucede con la
participación de los docentes en las decisiones? Esta pregunta es válida a
nivel macro político, como al de la institución escolar.
En la Provincia de
San Luis, se ha sostenido políticas educativas fundadas en el neoliberalismo,
sin la más mínima participación docente, hasta las paritarias del ramo, son
hechos exóticos por esto lugares. A pesar de esta realidad objetiva, desde el
discurso oficial se sigue hablando de “participación”.
Fuera de este
particular panorama local, ¿Qué significa “compartir responsabilidades”?
¿Significa “la responsabilidad es de todos, entonces es de nadie”?
Por otra parte
¿Cuál es el sentido de “participación” en las instituciones escolares? ¿Cuál es
la más favorable para los fines de la Educación? Los siguientes textos tratan
el tema.
Otro de los temas recurrentes en las discusiones
sobre la etapa de desempeño profesional de los docentes se refiere a su
participación en las decisiones. Al respecto, es preciso distinguir, al menos,
dos diferentes niveles en los cuales se plantea la participación de los
docentes: el nivel macro - educativo, donde se toman decisiones de carácter
político general y el nivel micro - educativo, que se refiere a las decisiones
que afectan el funcionamiento del establecimiento escolar.
En el nivel macro - educativo, los acuerdos están
destinados fundamentalmente a garantizar la continuidad en la aplicación de las
políticas educativas que, como se sabe, trascienden períodos gubernamentales y
expresan -en términos de sus contenidos- los consensos básicos de una sociedad
en términos de valores y de requisitos de cohesión social. En el nivel de las
instituciones escolares, la participación de los docentes en las decisiones
está vinculada al proyecto del establecimiento y a la relación con los actores
externos a la escuela, particularmente la familia. Si bien ambos
niveles están relacionados, los problemas que se plantean en cada uno son
diferentes y merecen ser analizados por separado.
El nivel de análisis de la participación de los
docentes en las decisiones macro - educativas es fundamentalmente socio -
político. No existen, al respecto, posibilidades de un análisis puramente
técnico, válido fuera de contextos históricos determinados. Al respecto, en los
últimos años se ha avanzado significativamente en el desarrollo de lo que se
podría denominar una “cultura de acuerdos educativos”, que tiende a otorgar a
las estrategias educacionales el carácter de políticas de estado y no de
gobiernos. En la promoción de esta cultura de la concertación educativa hay dos
potenciales peligros, que ya han sido señalados desde diversos lugares. En
primer término, el riesgo que esta idea de responsabilidad compartida provoque una
especie de des-responsabilización colectiva. Algo que es responsabilidad de
todos puede, en la práctica, no ser responsabilidad de nadie. Al respecto, es
preciso ser claro y cuidadoso. La educación como tarea de todos no significa
des-responsabilizar sino re-definir los contratos a cumplir por parte de los
diferentes actores del proceso pedagógico. En segundo lugar, concertación y
acuerdos no significa uniformidad, ausencia de tensiones o de conflictos. Es
evidente que seguirán existiendo intereses distintos y tensiones entre, por ejemplo,
las demandas del mercado de trabajo y la formación integral de la personalidad,
entre los valores particulares de las familias y el universalismo de la cultura
escolar, entre la autonomía local y la necesidad de coordinar a nivel regional
o nacional. El esfuerzo, sin embargo, debe ser puesto en definir acuerdos para
la acción y establecer un procedimiento de solución de los conflictos y de las
tensiones a través del diálogo. En este aspecto, la experiencia en otros
dominios - tales como la producción económica - muestra que la asociación, la
solidaridad y la integración pueden ser condiciones de éxito individual muy
importantes.
Con respecto a la participación docente en los
acuerdos educativos, existen al menos dos puntos de discusión, estrechamente vinculados
entre sí. El primero de ellos se refiere a quien representa a los docentes en
las discusiones sobre los acuerdos educativos, y el segundo se refiere a la
diversidad de actores que deben participar en dichos acuerdos. Las opciones
giran alrededor de posiciones que se ubican dentro de un espectro que va desde
un extremo que consiste en sostener que los docentes participan exclusivamente
a través de sus sindicatos y que la negociación debe hacerse exclusivamente
entre gobierno y organizaciones del magisterio, hasta otro extremo que consiste
en sostener que los acuerdos macro - educativos son responsabilidad de la
sociedad y que la negociación debe hacerse entre los principales actores
sociales y no con los docentes. Obviamente, los extremos no son defendidos por
nadie, pero las posiciones tienden a acercarse más a uno u a otro de estos
extremos.
En el nivel micro - educativo, también la situación
varía en función de factores sociales, económicos y culturales. El debate
fundamental, sin embargo, es el que se refiere a la participación de la familia
en las decisiones que se toman desde el punto de vista curricular. Una
participación activa y amplia de la familia tiende a erosionar la autoridad y
la autonomía profesional de los docentes. Un aislamiento total de la escuela con
respecto a la familia provoca dificultades muy serias no sólo desde el punto
del proceso de aprendizaje sino del proceso general de socialización. En este
aspecto, las discusiones pusieron de manifiesto la existencia de una enorme diversidad
de situaciones que pueden explicar diferentes posiciones. Al igual que en el
caso de los acuerdos macro - educativos, la discusión de este tema va mucho más
allá de los aspectos técnicos.
Extraído de:
Profesionalización y Capacitación docenteJuan Carlos Tedesco
IIPE-BUENOS AIRES
SEDE REGIONAL DEL INSTITUTO INTERNACIONAL DE PLANEAMIENTO DE LA EDUCACIÓN
UNESCO
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