En
Argentina, la crisis del sistema educativo se manifiesta con mayor crudeza en
el nivel secundario. Son muchos los factores que concurren para que esto
suceda, creo que en primer término es que socialmente se ha impuesto un criterio
utilitarista de los aprendizajes ¿Esto para qué? Es un cuestionamiento
permanente, sumado a la notoria devaluación de las credenciales que emite ¿Para
qué sirve el título secundario? Para una buena parte de la población,
el tránsito por la escuela secundaria sea una formalidad, una obligación
solamente.
¿Qué
se puede hacer desde la organización de las escuelas? Más allá del exiguo
margen de autonomía existente en la provincia de San Luis. En los siguientes
párrafos trascribo opiniones al respecto, que sirven de referencia.
«La escuela debería poder poner más los ojos sobre sí misma y pedirse
las transformaciones. En efecto, hay ciertas características de su formato duro
que se han mantenido como intocables, como la división en los ramos de
enseñanza, por ejemplo. Parece imposible que la filosofía y la historia puedan
estar juntas o que la química y la matemática no puedan enseñarse al mismo
tiempo, como si esos compartimentos fueran naturales. Después aparece el hecho
de que los chicos tengan que estudiar muchas materias en simultáneo y que no
pueda haber otra construcción de trayectorias que la que fija la institución:
si un chico tiene dificultades en tres asignaturas, tiene que repetir todo el
año, aun las materias en las que les fue bien. ¿Por qué? En la facultad existen
las correlatividades y podés ir avanzando en la carrera mientras recursás lo
que es necesario. Ahora, cuando tocás este tema, surge el argumento del
facilismo. Sin embargo no se trata de regalarle el año al estudiante, sino de
pensar que si a un chico le va mal en matemática, eso no supone que en inglés
no sea bueno. Hay otras cosas que también se deberían flexibilizar. ¿Por qué el
ciclo escolar se extiende invariablemente de marzo a diciembre? Eso no siempre
se correlaciona con las necesidades de un chico que, además de ir al
secundario, trabaja. En estos casos, por ejemplo, podría aprovechar el verano
para estar más tiempo en la escuela, o para intensificar el estudio en las
asignaturas que no se aprendieron bien durante el año. Está el ejemplo de las
Escuelas de Familias Agrarias, de Misiones, donde los chicos van dos semanas a
clase y otras dos trabajan con sus padres. También hay escuelas que empezaron a
abrir los sábados y arman una especie de centro cultural, a veces en
comunidades donde los chicos no tenían ninguna posibilidad de estudiar
literatura japonesa, murga o yoga. En esos espacios pueden relacionarse con
otros lenguajes, generar relaciones distintas, menos jerárquicas, y esas
también son cuestiones que hacen a su inclusión ciudadana.» (Myriam
Southwell)
«Hay una experiencia que funcionó muy bien, que es la departamentalización. En
términos de seguimiento, de evaluación y de promoción de estudiantes es la
mejor
estrategia, porque obliga a trabajar a todos
los docentes con criterios similares, a evaluar de manera semejante, a saber en
qué punto quedó un profesor para que retome el otro, a planificar ese espacio
curricular todos los años... Pero depende mucho de la concentración horaria que
tenga en el espacio curricular. Otras escuelas han hecho experiencias
interesantes anulando la organización de los grupos por año y trabajando en
campos disciplinares: lengua y matemática, donde trastabilla la mayoría, o
historia e idioma. Allí se trabaja el aprendizaje independientemente del año en
que están los estudiantes. Cuando tenés chicos de quince años en primer año o
de diecisiete en segundo, es necesario pensar alguna estrategia que permita
sortear ese desfasaje. Estas escuelas trabajan por logros de aprendizajes, no por
año. Funcionan bien, pero tenés que tener un equipo docente que se ponga la
escuela al hombro; si no, es imposible. Se dice con razón que el gobierno tiene
que garantizar un edificio que permita un proceso de calidad educativa, que los
chicos tienen que tener libros, becas, tutores. Pero cuando uno va al
microterritorio, la que define qué pasa con lo que el Estado hace es la escuela. En educación
técnica hay una inversión muy fuerte en condiciones institucionales, proveemos
mochilas técnicas, transporte, tutores, equipamiento, conectividad; y resulta
que vas a algunas escuelas donde ves el equipamiento rápidamente instalado con
los libros todos marcados, mientras que vas a otra y todavía tienen todo
embalado en las cajas. Tiene que haber algún motor interior para que eso se
mueva.» (María Rosa Almandoz)
Extraído de
Investigar el secundarioCuaderno de discusión Nro 1
El Dilema del Secundario
UNIPE
Editorial Universitaria
Calidad de la Educación, un debate ineludible
Ideología y poder
Teorías del aprendizaje
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